Baby Einstein NO ES EDUCATIVO

Seguro que en la oficina, en el cole, en la guarde, un amigo… alguien en algún momento de vuestra crianza os ha ofrecido algún CD o DVD de Baby Einstein. «Desarrollan la inteligencia de los bebés», «fomentan la estimulación temprana», «les ayuda a comprender mejor el mundo que les rodea», «sientan las bases para un mayor desarrollo intelectual en el futuro», e incontables alabanzas por el estilo. Vamos, que no entiendes cómo el pediatra no te lo comentó cuando tu retoño pasó la revisión de los cuatro meses.

Te quedas perplejo pero actúas rápido; consigues como sea el Baby Einstein de marras y se lo enchufas a tu querido hijo. Que no se diga que no eres un padre comprometido y que no has hecho lo posible por su futuro. Tu vástago se queda como hipnotizado frente a la tele. No molesta, parece incluso que le gusta. Mira con atención los inofensivos muñecos y la suave música. Lo mejor: el niño está quieto, no requiere tu atención, te deja tiempo para hacer cosas y además ¡¡le estás educando!! «Estimulación temprana», te dices a tí mismo, orgulloso, al aprender el término. «¡Qué maravilla! ¿Y dicen que desde los 6 meses lo podían ver? Lástima no haberlo sabido antes…».

Pero ahora el negocio de Disney se tambalea. Un grupo conocido como la Campaña para una Infancia sin Anuncios presionó a la todopoderosa Disney porque incluía la palabra EDUCATIVOS en los vídeos de Baby Einstein. En el New York Times la directora de la campaña, Susan Lin, dijo al respecto de esa publicidad:

«Disney nunca ha tenido que rendir cuentas por eso, y los padres nunca recibieron una compensación. Por tanto, decidimos compartir nuestras investigaciones y nuestra información con un equipo de abogados expertos en salud publica»

Tras el estudio, los abogados plantearon hacer una demanda colectiva contra la multinacional de los sueños teledirigidos (perdón, se me escapó) acusándoles de «prácticas engañosas». Argumentaron que los vídeos se anunciaban como beneficiosos para el desarrollo del niño, extremo que tras su investigación consideran falso. Incluso afirman que en determinados casos el niño puede sufrir déficit de atención por la exposición temprana a la televisión. Toma ya, justo lo contrario de lo que anuncian.

Estos estudios concuerdan con las recomendaciones que desde la Pediatría (no desde las campañas publicitarias de multinacionales deseosas de vender sus productos) nos instan a que los niños hasta 2 años no vean televisión. Y, en todo caso, aplicar la máxima de «cuanto más pequeño es el niño, menor tiempo de exposición a la TV».

Para evitar esa demanda, entiendo que porque la consideran perdida, Disney se ha comprometido a devolver el dinero de los artículos de Baby Einstein, hasta un máximo de 4 por familia. Ofrecen también la posibilidad de cambiarlos por otros artículos de su extensa y famosa colección. Y esto no es moco de pavo: se calcula que desde el año 2000 hasta ahora uno de cada tres bebés estadounidenses ha visto Baby Einstein.

Espero que esta noticia nos haga reflexionar sobre si lo que damos por hecho no merece una mirada crítica. Mucha gente diría «hombre, tratándose de Disney yo me fiaría, ellos saben mucho sobre el mundo de los niños». Pues nada, sigamos confiando en él, cuando no delegando. Las reclamaciones, después, al ratón sabelotodo de las orejas redondas.